«Cada vez que lavo los platos tengo un orgasmo. Y me acuerdo de Punset, pero no me malinterpretéis. Hace un par de años se lo escuché decir: si haces algo con concentración, eres feliz. Hace un par de años que soy feliz lavando los platos. En serio, lavo los platos y no pienso en qué haré mañana, lavo los platos y no pienso en en qué más comer, ni en el pan bimbo ni en la muffin ni en el te, lavo los platos y no pienso en las fotos del insta. Lavo los platos y pienso en los platos. Y siento el agua caliente y fría, y el sol me acaricia la cara. Creo que uno de los secretos de la vida está en saber disfrutar de esas pequeñas cosas, porque esas pequeñas cosas las hacemos cada día y al final son las grandes: ir a comprar, ir a hacer recados, quedar al café de las 4, leer, echarte crema después de la ducha, escuchar con cariño a alguien, estirarte después de dormir, dar masajes, preparar la comida, hablar por teléfono con papá, fregar los platos… No sé, agradecer que puedes fregar los platos: que tienes manos, agua, estropajo…y platos. Además la vida nos dio cinco sentidos para sentir, para sentir la vida, y fregar los platos forma parte de sentir la vida. Si te das cuenta de eso tan simple, empiezas a dedicarle tiempo a las cosas, porque al final, si no le dedicamos tiempo a las cosas, perdemos el tiempo y perdemos las cosas.»