¡Anarquía,
mujer,
anarquía!
con tus muecas de delfín
derribar la muerte negra
dilatar el poro sangriento
en carrusel de orquídeas
derribar la muralla
con tu risa hambrienta
pincelar de añil
la hierba insana
crecer de tu guarida
tu misil de calma
convertir el musgo
en fuente acristalada
destripar el polvo
para volver al brillo
recuperar la memoria
de los dientes de leche
edificar el futuro
sobre el reflejo que fuiste
extender la niña
hasta ensamblar tu alma
morir por la causa
que te hizo consecuencia infinita
¡anarquía,
mujer, anarquía!,
obedecer…
Nunca.