Dicen que todos tenemos un amor al que no tendremos nunca.

A usted.

A usted, que le vi un día atravesar la luz. Le escribo esto con todo mi amor de niña.
Y le hablo de usted, porque aunque no sea viejo, si lo es su alma,
y cuando yo siga creciendo, cuando sea adulta, podría dedicarle el mismo poema.
Siempre le dedicaría este.

 

Le quiero
pero es tremendamente importante que no venga nunca,
porque es mentira.

¿Cómo iba a quererle?

A usted. Pobre tonto.
¡Si apenas nos miramos a los ojos!
¡Si apenas conozco su ausencia en una cama!
Su ausencia debe de ser tan bonita
que yo sería capaz de hacerle un hueco
en mi ausencia,
en esta cama.

Le quiero, pero no se le ocurra venir.
Ni de asomo. Ni de reojo. Ni de improvisto.
Ni mucho menos para quedarse.
¿Por qué iba a venir?, si apenas usted me conoce.
Si apenas usted dibujó mi piel en su aurora.
Si apenas usted me quiso en un instante,
con tanta delicadeza,
como para hacer de los instantes
trenes
y
noches
y besos.
Es inútil que usted venga ahora, ¿sí?

Yo iba a amarle como las locas,
como las locas de manicomio
que escupen a las enfermeras.
Yo iba a amarle hasta la enfermedad,
hasta ser pálida camilla de hospital
para que usted viniera a traerme flores.
Yo iba a amarle con todos mis ojos
y todas mis bocas
y ninguna duda.
¿Ve usted este frasco?, son mis lágrimas.
Usted no sabe qué angustia es no saber si me ama.
Es tan confuso todo.
Luego a solas me digo que no,
que yo no le amo.
que no es usted el amor de mi vida,
y tiro mis lágrimas por el váter
y tiro de la cadena.
y vuelvo a verme en el espejo:
el problema es que si me arranco los ojos
seguiría escuchando su voz.

Luego juro no echarle de menos
y cruzo los dedos del pie
y me voy haciendo equilibrio
como si no fueras usted el que maneja mi vida.

Usted no puede venir ahora para quedarse, ¿entiende?
Dígame que lo entiende.
Vaya y deje sus maletas en la puerta de otra pobre chica
que le quiera un poquito menos
y le abrace un poquito más
y le haga tostadas con mermelada de arándanos por las mañanas
y alguna buena mamada.
Siento ser vulgar, amor mío
supongo que para usted el sexo es algo limpio:
acorralarse en otro nido,
penetrarlo,
abrazarlo después del orgasmo.
Vaya y confórmese con una de esas chicas,
que yo no sabría de qué modo quererle.

Usted no puede venir ahora y poner mi vida patas arriba
¡Usted no puede venir!
Y limpiar el polvo de las persianas
y comprar ambientador de lavanda
y preguntarme si me gusta la rúcula
¡Sería tan tonta de hacerme la manicura!
¡Imagínese!,
¡todo eso del amor!:
recoger el pasado de los armarios
para dejarlo en un contenedor gris
y empezar de cero
y ver crecer enredaderas nuevas
y nuevos vestidos de raso
y usted ahí,
¡con su presencia infinita!

Usted no puede venir
que yo le tengo que seguir queriendo de lejos
¡no sea valiente!, que mi corazón no está para un capricho
y todas esas cancioncitas a las 3 de la mañana:
francis cabrel, edith piaf, joan manuel serrat…
y hacer corazoncitos en la bañera
y perfilar estos ojitos de tonta
y mañana mesa para dos
y besitos en el cuello
y las braguitas mojadas,
¡nunca!,
“¡y ojalá que tu nombre se me olvide de pronto!”

Que no va a hacer usted de su vida un juego inútil.
Ni yo de la mía.
No dejaré todo para desembocar en usted.
Siempre pensé en el amor con frialdad,
siempre se me dio mal amar a medias,
yo le amaría hasta el susto de haber dejado mi vida
¡de haber dejado literalmente mi vida!
para posarla en la suya.

Siempre me pareció que el amor tenía la cara de un niño tonto
y sin embargo, a veces, ansío a ese niño,
tonto del todo.

Luego, haciendo uso de la muerte, recapacito.
En realidad no queremos estar juntos. Usted bien lo sabe.
Yo no le amo y usted no me ama.
Usted cree que me ama y yo creo que le amo,
pero es la distancia la que nos otorga este capricho, ¿sí?
La fantasía, todos estos folios,
la manera en la que a una le da por volar en ellos.
Planear siempre se me dio bien, es cierto,
pero el amor…¡una tumba!
Usted no puede amarme,
he sido tan estúpida al creer que me amaba.

¡Ni se le ocurra venir! ¡Ni se le ocurra!
que yo le juro por todas mis cosas que le amo.
Usted puede irse porque si viene…
¡Si usted viene, ya no se va!
Si usted viene y nuestras ojos se ojean
y nuestras manos se emanan
y nuestros brazos se abrazan
y bailamos aquella canción…
nuestros cuerpos
se pliegan
encuentran sus huecos
se funden…
se aman al fin.

Váyase antes de que le atrape la duda, que yo necesito estar sola
y no quemarme con las cosas
y no sentir todo su amor de golpe.
Por favor, váyase, que usted me duele.

Dígame adiós de alguna forma que solo yo reconozca.

Y no me haga parecer más cobarde.
Es solo que si usted duda, si usted se queda ahí en medio,
si usted me deja en espera, yo me rompo, yo sufro.
Usted puede irse
porque yo le amo sobre todo cuando no está.

Cuando no está
usted me desnuda con esa ausencia tan suya
usted me hace el amor con su silencio
Pero si está a medias, usted me atormenta,
le echo continuamente de menos
y las agujas del reloj
giran en sentido contrario.
Entre canciones y banquitos del parque y todos esos viajes en los que usted aparece.

Usted está en mis viajes,
en las nubes con forma de cucurucho
en las canciones de peluquerías viejas.
Le he visto en cada ciudad que he visitado
y lo que más me dolía es que estaba sin mí.

Váyase usted del todo, para seguir amándole
de este modo predeterminado,
sin sorpresas,
sin una locomotora que venga y me arrase.

Y si un día viene, con todas sus cosas,
por favor
de usted media vuelta,
no me haga dudar de esta pasión tan mía,
¿por qué iba usted a venir para quedarse?
si apenas usted se enamoró al verme.

https://www.youtube.com/watch?v=pgo71qR8nN8